León Battista Alberti quien fue secretario pontificio de la corte romana, en 1466 inventó un disco de cifrado utilizando discos concéntricos divididos en 24 casillas en donde cada una de ellas contenía un carácter (ver figura 1.2.2).
El funcionamiento de este disco se explica en el siguiente capítulo (Técnicas clásicas de cifrado).
En el siglo XVI el historiador y religioso benedictino alemán Trithemius, publica su obra “Poligraphiae” en donde desarrolla varios procedimientos de cifrado entre los que se encuentra la sustitución de letras por palabras, las cuales eran escogidas de tal modo que su yuxtaposición formarán un texto entendible, y que al leerlo no se sospechará que había un mensaje secreto oculto.
En ese mismo siglo el matemático Girolamo Cardano inventó el procedimiento de la trepa, mejor conocido como máscara rotativa, que consiste en una tableta con algunas perforaciones la cual se coloca sobre otra tableta que contiene distintas letras, de esta manera se va obteniendo el mensaje visualizando las letras a través de las perforaciones y girando en sentido horario la máscara (que es la tableta perforada), este método se ejemplifica en el siguiente capítulo (Técnicas clásicas de cifrado).
En 1593, Giovanni Battista De la Porta modificó el disco de cifrado de Alberti sustituyendo el alfabeto del disco interior por símbolos extraños (Figura 1.2.3).
En 1595 el francés Blaise Vigenère inventó un método de cifrado que consistía en asignar un número a cada letra del alfabeto y sumar los números correspondientes a una clave con los del mensaje para obtener el criptograma. Este método es explicado a detalle en el próximo capítulo (Técnicas clásicas de cifrado).
Durante el siglo XVI fueron muy utilizados los libros de código para cifrar los mensajes, como ejemplo de ello están los libros de código de Felipe II (ver figura 1.2.4).
Estos libros consistían en poner las letras del alfabeto, en grupos de dos letras y tres letras e incluso palabras completas más usuales del lenguaje en un rectángulo para asignarles uno o varios símbolos extraños. De este modo tanto emisor como receptor debían poseer el libro para poder cifrar o descifrar los mensajes.
En 1790 Thomas Jefferson creó un cilindro formado por varios discos coaxiales en donde cada uno tenía escrito en la parte exterior un alfabeto, tal y como se muestra en la figura 1.2.5. Cada disco se ajustaba de tal modo que en una generatriz del cilindro se formara el mensaje en claro y el criptograma se obtenía de cualquiera de las otras generatrices.
En 1854 Sir. Charles Wheatstone diseñó un método de cifrado llamado Playfair, este método era parecido al de Polybios solo que ahora en vez de que cada carácter se sustituyera por dos caracteres sólo se sustituía por uno. Este método se explica en el siguiente capítulo (Técnicas clásicas de cifrado).
Para 1867 Wheatstone había ideado un nuevo disco de cifrado que en realidad se trataba de una versión mecánica del disco de Alberti; esta nueva versión ocupaba en el disco exterior el alfabeto inglés más un signo de “+” colocados de manera ordenada en sentido de las manecillas del reloj y el disco inferior tenía solamente 26 casillas con el alfabeto colocado de manera desordenada (Figura 1.2.6). Las agujas estaban engranadas de tal manera que cuando la externa giraba 27 posiciones, la interna lo hacia 26, estableciendo de esta manera una correspondencia entre los dos alfabetos.
En 1890 étienne Bazeries, tomando como base el cilindro de Jefferson creó un cilindro que constaba de 20 discos coaxiales con 25 letras en cada uno de ellos (figura 1.2.7), la diferencia con el cilindro de Jefferson es básicamente la manera de cifrar el mensaje, ya que el disco de Bazeries al tener un disco adicional con números impresos, el criptograma del mensaje en claro podía conformarse con letras de varias generatrices estableciendo el número de la generatriz con que se cifraba cada carácter del mensaje en claro.
A principios de siglo XX, William F. Friedman considerado como el padre de la Criptografía moderna, publicó un estudio llamado “The index of coincidence and its applications in Criptography” uno de los primeros trabajos en donde se aplicaron principios matemáticos en la Criptografía.
En 1917 Gilbert Vernam desarrolló un algoritmo de cifrado que lleva su nombre (cifrado Vernam) el cual lleva al límite la idea del cifrado de Blaise Vigenère. Este método de cifrado se explica en el capítulo 2 (Técnicas clásicas de cifrado).